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La locura de Nabal, la sabiduría de Abigail

El primer libro de Samuel narra un episodio poco conocido. Se encuentra en 1 Sam 25. Este capítulo presenta a una mujer muy bella y sabia llamada Abigail. Ella desempeñó un papel decisivo en la preparación de David para su reinado. Descubra sin demora más sobre esta heroína bíblica.

David y Abigaïl por Antonio Molinari


Los personajes están maravillosamente descritos en esta colorida historia. Abigail está casada con un hombre llamado Nabal que, aunque es un hombre rico, es presentado como un canalla. En lugar de cooperar con David, rechaza su ayuda con afrenta. David decide entonces su muerte.


La insensatez o estupidez de Nabal es expresada varias veces: primero, por el narrador en un claro paralelismo de oposición a la sabiduría de Abigail. El atributo de insensatez de Nabal se ve confirmado, incluso reforzado, por el propio nombre que lleva, que literalmente significa "estupidez". No cabe duda de que Nabal es un canalla.


También se describe a Nabal en contraste con David. En el v.3 se dice de Nabal que en su corazón habitan la dureza y la maldad. Esto puede interpretarse como un anuncio, ya que en el v.37 su corazón perverso se volverá como una piedra, lo que significa que morirá. Así pues, su maldad le lleva a la muerte. Por otra parte, el corazón de David (v. 31) no es como el de Nabal. Aunque David es descrito como un vagabundo "desenfrenado" (v.7-8), vengativo (v.13) y vulgar (v.22), deseoso de atacar a Nabal, es capaz -gracias a los consejos de Abigail- de evitar la ira y renunciar a la violencia.


En cuanto a Abigail, sólo se la califica positivamente: hermosa (v.3) y llena de sensatez (v.3.33). Ella es la que cambia el curso de las acciones o voluntades de Nabal, como las de David. Por lo tanto, está por encima de estos dos hombres y habla a sus corazones (v.31 para David y v.37 para Nabal). Al hacerlo, logra el resultado deseado: impedir que los dos hombres se maten entre sí.


Abigail muestra sabiduría al llamarse "sierva" ante David. Se refiere a él como su "amo o señor" (adonai). Con este lenguaje persuade a David y le convence para que la escuche. Este lenguaje puede describirse como propio del ceremonial cortesano y la diplomacia internacional, no de la adulación o la manipulación. Además, detrás de este lenguaje excesivamente obsequioso, está sin duda el deseo del autor de subrayar la ironía de la situación. Ironía porque el autor dice implícitamente que el más fuerte no es el hombre iracundo (Nabal en el v.3) ni el que "ciñe su espada" (David en el v.13). Es Abigail quien lleva la historia a su mejor conclusión con sus dos únicas armas: su belleza y su inteligencia. Su sensatez la convierte en una auténtica "consejera" del futuro rey David. Irónicamente, es ella, la esposa de su enemigo, quien pronuncia palabras proféticas sobre la realeza de David. Anuncia que David tendrá "una casa estable" (v. 28) según 2 Sam 7,11.16 y confirma que será establecido como soberano de Israel (v. 30) según 1 Sam 23,17 y 24,21. Invoca seis veces el nombre de YHWH, lo que le confiere una gran autoridad.


David desea hacerla su propia esposa. Al aceptar la proposición de matrimonio de David (no olvidemos que ella podría haberla rechazado), le hace sedentario en la tierra de Judá, que pronto gobernará poniendo fin a su estado nómada errante por el desierto. Gracias a ella, David avanza hacia su vocación real.


Por último, en el contexto más amplio de los capítulos que rodean 1 Sam 25, cabe señalar que la historia de Abigail está enmarcada por dos episodios en los que David renuncia a la violencia que Saúl quería infligirle (1 Sam 24 y 26). Estos dos episodios de no violencia o no venganza se incluyen en torno al episodio de Abigail. Esta no violencia es indispensable para que el futuro rey David complazca a YHWH. David está en deuda con esta mujer sabia y hábil. Lejos de presentar sólo una historia de matrimonio entre un hombre y una mujer, este relato revela ya -y a través de una mujer sabia- que el corazón del futuro rey de Israel está sintonizado con la voluntad de YHWH.


Emanuelle Pastore

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