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Los amigos de Jesús: Marta, María y Lázaro

El Papa Francisco decretó el 29 de julio como día de la fiesta conjunta de Marta, María y Lázaro grandes amigos de Jesús que lo acogieron en su casa, le escucharon, le sirvieron y creyeron en que realmente es la resurrección y la vida.

Ícono de Marta, María y Lázaro


El decreto con el que se proclama la fiesta dice lo siguiente:

En la casa de Betania, el Señor Jesús experimentó el espíritu familiar y la amistad de Marta, María y Lázaro, y por eso el Evangelio de Juan afirma que los amaba. (...) Marta le ofreció generosamente hospitalidad, María escuchó atentamente sus palabras y Lázaro salió rápidamente del sepulcro por mandato de Aquél que ha humillado a la muerte.

El Evangelista Lucas (Lc 10, 38-42) nos habla de una visita de Jesús a la casa de Betania (aldea situada a pocos kilómetros de Jerusalén), lugar donde vivían sus amigos Marta, María y Lázaro. Los hermanos acogen a Jesús en su casa.

El nombre moderno del pueblo de Betania es el-'Azariyeh, que conserva el nombre de Lázaro. En la literatura bizantina, la aldea aparece con el nombre de Lazarium. Esta fotografía de la colonia americana fue tomada entre 1900 y 1920.

Marta estaba ocupada con muchos servicios; seguía todas las consignas de hospitalidad de la época desde una perspectiva exterior. María estaba a los pies de Jesús, escuchando su palabra; lo recibe con la hospitalidad propia del discípulo que escucha sus palabras.


Marta experimenta la confianza de “quejarse" con Jesús porque María su hermana no le ayuda con el servicio. Le reprocha a Jesús que no le importe que María la haya dejado sola con los quehaceres. Jesús, a su vez, también tiene la confianza para hacerle ver que está dispersa, inquieta y afanada, pero que ha olvidado la más importante, escuchar a Jesús. "Marta, Marta" le debe haber dicho con cariño... No le reprocha estar involucrada en el servicio, sino que le hace ver que no vale la pena hacerlo agobiados y afanados olvidando por quién lo hacemos.


Las dos acogieron a Jesús, pero de manera diferente. María escucha, Marta se deja absorber por las cosas que hay que preparar. No se trata de actitudes opuestas, separadas; sino que se deben vivir unidas: el servicio y la caridad no deben separarse de la escucha a la Palabra del Señor. La oración y el servicio van de la mano, el amor a Dios y a nuestros hermanos debe llegar a ser parte de una misma relación de amor con Jesús y con los amores de Jesús.

Iglesia dedicada a Marta. María y Lázaro, Betania, Israel.

Fotos: E. Pastore


El Evangelio de Juan, por su parte, nos cuenta el impresionante episodio de la resurrección de Lázaro (Jn 11). Momento en el que Jesús le dijo con fuerza a su amigo: “Lázaro, sal fuera”. Es un grito de invitación a la vida al que Lázaro responde enseguida.


En este encuentro, nos puede ayudar mucho ver la fe de Marta. Su hermano ha muerto y ha sido enterrado. Con el cariño de siempre y una cierta prisa, sale a buscar a Jesús en cuánto sabe que llegó. Le reprocha haber llegado tarde y al mismo tiempo confía en que “Todo lo que pidas al Padre te lo concederá” y confiesa que cree firmemente en que Jesús es la resurrección y la vida. Una certeza que es más fuerte que la tristeza por haber perdido a su hermano.


María también sale al encuentro de Jesús, Marta fue a buscarla y la invitó a ir hacia Él: “El Maestro está aquí y te llama”. También ella le reprocha con cariño: “Si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto”. Jesús, al verla llorar, se conmovió profundamente y también lloró ante el sepulcro. Tan impresionante debió ser esta reacción de Jesús, que los judíos exclamaban: “¡Cómo lo quería!”.


Y es entonces cuándo se produce uno de los más impresionantes signos que realiza Jesús: ¡la resurrección de un muerto! Ante la normal resistencia de Marta a la petición de Jesús de retirar la piedra del sepulcro después de cuatro días, Jesús le vuelve a decir con cariño: “¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios?”.


Y fundado en la certeza de que el Padre siempre le escucha, eleva los ojos al cielo e invita a Lázaro a salir del sepulcro. Lázaro sale enseguida del sepulcro.

Lugar venerado como tumba de Lázaro, Betania, Israel.

Fotos: E. Pastore


La casa de Betania es, sin duda, un lugar de amistad. Un lugar en el que los amigos se hablan con confianza, comparten sus dolores, sus dudas, sus destellos de fe y se estimulan en un camino de vida que llegará hasta la vida eterna. Caminan juntos con la certeza en el Dios de Jesús, Padre bueno que nos escucha y acompaña siempre, aunque a veces nos parezca un poco impuntual.


Eugenia Alvarez

Plano de la tumba. ErmetePierotti, Jerusalem Explored, published in 1864,The New York Public Library.

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