Y saqué de Jerusalén a Padi, su rey, y lo hice sentar a su cabeza en el trono señorial, y le impuse el tributo debido a mi soberanía. En cuanto a Ezequías, de la tierra de Judá, que no se había sometido a mi yugo, asedié y conquisté cuarenta y seis ciudades fortificadas amuralladas que le pertenecían y las innumerables ciudades pequeñas de sus inmediaciones mediante el apilamiento de rampas y carneros de aproximación, el ataque de soldados de a pie, la perforación, la brecha y el uso de instrumentos de asedio; saqué y conté como botín 200.150 personas, pequeñas y grandes, hombres y mujeres, caballos, mulas, asnos, camellos, bueyes y ganado menor sin número. Y lo encerré en Jerusalén, su ciudad real, como a un pájaro en una jaula; y construí fortificaciones contra él, y le prohibí salir por la puerta grande de la ciudad. Y corté de su tierra las ciudades que había asaltado, y se las di a Mitinti, rey de Asdod, y a Padi, rey de Ecrón, y a Zilber, rey de Gaza, y así reduje su tierra. Les impuse un tributo como ofrenda debida a mi soberanía, que añadí al tributo anterior que entregaban anualmente. En cuanto a él, Ezequías, mi terrible brillantez como gobernante lo derrocó, y envió tras de mí a Nínive, mi ciudad señorial, a los irregulares y a los soldados de élite que había traído a Jerusalén, su ciudad real, para reforzarla, y a los que había tenido como tropa auxiliar, con 30 talentos de oro, 800 talentos de plata, antimonio selecto, grandes bloques de cornalina, camas de marfil, sillas de marfil, piel de elefante, marfil, ébano, boj, toda clase de cosas, un pesado tesoro, y sus hijas, mujeres de su palacio, cantoras, cantores ; envió a su mensajero a caballo para entregarle el tributo y rendirle pleitesía."